Hace ya varios días que no publico nada nuevo. Empezaron las clases, atrasaron la hora, se duerme menos y a pesar de eso el tiempo igualmente se hace poco. Pareciera que los días ya no tuvieran 24 horas, sino sólo 12, como si el tiempo quisiera hacernos esa travesura para no vernos parar ni un segundo... parar... no había parado realmente hasta ayer, cuando se me presentó la oportunidad de hacerlo, disfrazada en traje de dolor, soledad, tristeza y necesidad... nunca había tardado tanto tiempo en bajar las escaleras que desde hace un tiempo han sido testigos de la prisa y las preocupaciones de miles y miles de personas que por las mañanas corren por no llegar tarde a sus trabajos, y por las tardes lo hacen con el motivo de llegar luego a casa. Nunca había tardado tanto, ni me había sido tan satisfactorio... un par de ojitos húmedos miraban con eterno agradecimiento a quienes, simplemente, habíamos "decidido parar". Un nudo quedó en nosotras... un nudo de preocupación por el dolor o quizás, un nudo por el hecho de que en mi mente, no podía desaparecer esa imagen tan concreta de soledad y de la indiferencia que provocaba en el resto... no podía no asociar esa piel tatuada por el paso del tiempo con la de otra,que me era más familiar, la diferencia es que esta última no estaba sola... Hasta ahora no puedo dejar de pensar en la "parada" de ayer, y tampoco puedo llegar a entender como la prisa es carcelera de nuestras vidas, y falsa luz que nos enceguese al punto de no poder mirar a quien en silencio grita por ayuda de manera desesperada.
sábado, marzo 25, 2006
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